Postergar las metas
¿Por qué dejamos las cosas a medias?
Hay un refrán español que dice «No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy», aunque la verdad es que en la mayoría de las ocasiones hacemos caso omiso y decimos «mañana lo hago». Esta forma de dilatar nuestras acciones, algunas de las cuales no tienen gran importancia, y otras, que por lo contrario, son tareas importantes se llama Postergación o Procrastinación. Y lo hacemos a menudo es postergar las metas que nos proponemos.
¿Por qué decidimos postergar las metas?
¿Qué nos lleva a comportarnos así y aún mejor cómo podemos resolverlo? Aquí tenemos unas pistas:
-
Perfeccionismo
El querer hacer las cosas de manera perfecta nos lleva a dejar de hacer muchas de las cosas que nos proponemos. Ahora bien, es importante saber si se debe a que no creemos lo suficiente en nosotros o a que estas metas no son reales y para nosotros inalcanzables.
-
Ausencia de premio
Todos tendemos a buscar un reconocimiento en lo que hacemos, bien porque vienen unas notas asociadas a la acción como ocurre en el ámbito académico, bien porque esperamos una palmadita en la espalda, que nos digan lo bien que lo hemos hecho o incluso un ascenso laboral. Cuando no vemos una recompensa en ese sentido, nos lleva a realizar las cosas «más tarde».
-
Mala organización del tiempo
Esta es una de nuestras tareas pendientes. O nos ponemos demasiadas obligaciones o tareas que realizar, o bien no nos organizamos bien el tiempo con lo que al finalizar el día veremos cómo hay una serie de tareas que no hemos realizados y suelen ser las más arduas para nosotros.
-
Miedo
En ocasiones aplazar nuestras acciones va de la mano del miedo, bien porque tememos la reacción de otros, porque pensamos que nos van a juzgar de manera negativa o porque no queremos asumir una responsabilidad.
-
Pereza
Conseguir determinadas metas nos produce hastío, preferimos quedarnos sentados y que las realicen otros por nosotros, o no provocan el interés necesario en nosotros.
Ahora bien, generar este hábito de postergación nos puede provocar muchos problemas, algunos de los cuales con importantes consecuencias. Porque pocas veces habrá quien los pueda realizar en nuestro lugar, y de ser así se generarán otros conflictos que resolver.
Ahora bien, generar este hábito de postergación nos puede provocar muchos problemas, algunos de los cuales con importantes consecuencias. Porque pocas veces habrá quien los pueda realizar en nuestro lugar, y de ser así se generarán otros conflictos que resolver.
Aprende a dejar de postergar las metas
Si estás harta de postergar te propongo las siguientes tareas:
-
Aprende a organizarte bien el tiempo
Da igual que seas perfeccionista que no, establecer una prioridad en tus tareas, afrontar las más difíciles al principio, establecer un tiempo de inicio y de fin, así como saber qué podemos delegar, nos ayudará a comenzar aquello que nos hemos propuesto y lo que es más importante finalizarlo.
-
Establece metas
Y que estas sean reales, alcanzables y medibles en el tiempo. De lo contrario no sabremos hacia dónde dirigirnos, y es importante que aquello que nos proponemos esté a nuestro alcance.
-
Trabaja de la mano de tus valores
Porque en ocasiones lo que nos proponemos va en contra de nuestros propios valores. De tal manera que siempre lo dejaremos para después porque no nos sentiremos reflejados ni reconfortados.
-
No busques la zanahoria
Habitualmente esperamos una recompensa de los demás. La recompensa tiene que estar en ti. Saber para qué lo haces y qué supondrá para ti. Posiblemente ganarás autoestima y seguridad, que no es poco.
-
Trabaja tu miedo
Sin duda salir de nuestra zona de confort nos incomoda. Pero piensa qué perderás si le das valor al miedo y no afrontas aquello que te has propuesto.
-
Trabaja tus creencias
Muchas veces somos nosotros nuestros peores enemigos porque nos decimos a nosotros mismos, que no somos capaces de hacer x cosas, o que nunca las acabamos. Así que piensa en las veces que has realizado cosas que no te gustaban , en las veces que has concluido lo que has iniciado.
Ponte el traje de la ACCIÓN y elimina el de la PEREZA. Porque con cada acción, meta o propósito que realizamos aprendemos un poco más de nosotros mismos.