Mi hijo está enganchado al móvil

Los tiempos cambian y también la manera de relacionarse y de comunicarse. Vivimos con la tecnología a cuestas. Lo que comenzó siendo un adelanto ( ante la posibilidad de estar localizado siempre que se necesitase gracias a un móvil) se ha convertido en una obligación y , en muchos casos, en una dependencia.

Hace unos días escuchaba en un informativo que poco a poco las cabinas telefónicas iban a desaparecer de nuestro mobiliario urbano. Y parecía que habían pasado siglos desde que llamábamos a nuestros amigos o novios desde la cabina de debajo de casa.

Mis hijos forman parte de una generación, como los vuestros, que han nacido con las pantallas táctiles con las que se puede conseguir información de manera inmediata, comunicarnos con nuestros amigos, o seguir a nuestros ídolos a través de las redes sociales.

Para ellos es una manera normal de comunicarse. Ya no necesitan llamar a sus amigos porque tienen el wasap, si se olvidan apuntar algunos deberes pueden consultarlo de manera inmediata, se acostumbran a felicitar los cumpleaños con un mensaje y un emoticono. Hasta en algunos casos, la nota de voz, permite expresar lo que sientes y cómo lo sientes sin escuchar a la otra persona al otro lado del teléfono.

No quiero parecer ni ser una carca, pero bien es cierto que a menudo me encuentro con personas jóvenes, con las que mantengo largas conversaciones, y cada vez me preocupa más la dependencia que tienen del móvil y como se ha convertido en la nueva vía de comunicación y de relación social.

Posiblemente estés preocupado porque detectas en tus hijos una dependencia del móvil, y cómo les afecta en sus relaciones con los demás y contigo. Todo gran invento se puede convertir en nuestro peor enemigo si no sabemos gestionarlo. Para ello es importante que:

Comienza a observarte

¿Cómo es tu relación con el móvil? No podemos pretender que nuestros hijos no estén enganchados al wasap o a las redes sociales, si somos nosotros los primeros que nos aislamos y podemos estar con varias conversaciones paralelas durante horas.

Detecta qué hay detrás de ese comportamiento.

Hay en casos que una baja autoestima o inseguridad puede llevarles a comunicarse y relacionarse de esta manera porque se sienten protegidos

Da ejemplo.

Eres tú el primero que tienes que llamar a tus amigos y familiares, quedar con ellos por teléfono, salir a cenar a un restaurante o dar un paseo. Ellos repiten pautas y comportamientos que ven en los padres.

Poned vuestras propias normas.

Se pueden establecer acuerdos del tipo a partir de una hora no se usa el móvil, durante las comidas y las cenas dejamos el móvil en la habitación, no llevamos el móvil siempre en la mano, sino que lo dejamos en un sitio que podamos escucharlo pero que no esté presente. Incluso se puede establecer que a partir de una hora todos apaguéis el móvil.

Recuperad momentos de conversación con vuestros hijos.

Momentos donde podáis contaros cómo habéis pasado el día, os puedan mostrar sus preocupaciones o ver juntos una película.

Incorporar hábitos que supongan estar fuera de casa.

Y relacionados con distintas personas, para establecer nuevos vínculos y relaciones de manera tradicional.

Si a pesar de ello, la dependencia que tienen vuestros hijos es alta, los notáis irascibles, o en el caso de que se les rompa el móvil o lo pierdan suponga un cambio de comportamiento, acudid a un profesional que les ayude a superar su adicción… y quizás la vuestra.

Mi hijo está enganchado al móvil