Aprende a vivir sin complejos
Por si se te había olvidado: NO SOMOS PERFECTAS/OS. Todos tenemos algún rasgo de nuestro físico que no nos gusta, o no cumple con los cánones de belleza. Posiblemente a ti no te guste tu culo, altura, pelo, cadera, altura, ojos, nariz, piernas, etc.
En muchos casos esos complejos dañan nuestra autoestima y seguridad. Nos afecta a la hora de relacionarnos con los demás, o nos lleva a destacarlos más sin darnos cuenta.
Las mujeres sabemos bien de lo que hablo. Desde el momento en el que comienza a producirse el cambio de niña a mujer comienzan a aparecer los complejos: tengo demasiado pecho, las curvas de mi cuerpo no me gustan, tengo la cara llena de granos… sin darnos cuenta que todo cambio necesita un tiempo y un proceso.
Nuestro cuerpo quizás avanza antes que nuestra mente y es por eso por lo que la adolescencia se puede convertir en una verdadera cruz para los jóvenes y su familia. Así que nos vemos cumpliendo años: 20, 30, 35… y sigue sin gustarnos nuestro pecho, trasero, caderas, piernas, nariz…
Sin duda hay técnicas que te facilitan corregir esos defectillos que nos gustan, hay maneras de vestirse, maquillarse que pueden ayudar a taparlos y disimularlos. Incluso podemos mejorar nuestro aspecto físico con deporte y buena alimentación. Pero aún así, habrá parte de nuestros rasgos que no podamos cambiar.
Así que ha llegado el momento de mirarnos al espejo, decir adiós a lo que no nos gusta, olvidarnos del punto negro que nos acompaña desde niñas/os, o desde hace unos años, recordar todos los días lo maravillosos que somos y potenciar nuestros puntos fuertes.
Se trata de mirar desde otra perspectiva. Si no, fijaros en casos de personas muy populares y con mucho éxito que han sabido hacer de sus “defectos” su mejor virtud. Esto les ha llevado al éxito y hasta se ha convertido en seña de identidad.
¿Cómo puedes conseguirlo? Siguiendo las pautas que te doy a continuación:
Admite que no seres perfecto.
Pero lo que ves te gusta porque tienes cosas maravillosas, tanto en tu exterior como en tu interior. Cuando te levantes todas las mañanas, mírate al espejo antes de salir de casa y repite: “Me quiero tal y como soy”
El físico no lo es todo.
Piensa y busca todo lo que has conseguido (a nivel personal y profesional) a pesar de tus complejos. Te darás cuenta que ellos no tienen tanta importancia como nos imaginamos.
Busca el equilibrio.
Entre lo que nos damos y necesitamos. Date más cariño, amor y comprensión y menos crítica y juicio.
Fíjate en tus puntos fuertes y poténcialos.
Así tu mirada también se desviará hacia otro sitio.
Asesórate sobre técnicas que pueden corregir tus defectos.
Plántate unos buenos tacones si eres muy bajita, o busca prendas que te favorezcan y que desvíen la mirada hacia las partes de tu cuerpo que te gustan más.
Y por último, apunta a aquellas personas que admiras, que quieres, o conoces y observa que ellos tampoco son perfectos.
Como muchas de nuestras celebrities que a pesar de no ser perfectas son queridas y admiradas.
Así que ¡bye, bye complejos!