Cómo educar a los hijos

con seguridad, libertad y poniendo límites

Si hay un papel complicado y a la vez sumamente gratificante, es el de padre y madre. Los que decidimos tener descendencia aprendemos de lo que vimos en casa cuando éramos unos niños, en otros casos huimos hacia lo contrario, observamos nuestro alrededor, nos documentamos con libros e incluso asistimos a multitud de talleres porque nos preocupa cómo educar a los hijos.

A partir de ahí, nuestra propia experiencia nos hará ir amoldando nuestra manera de educar. Eso sí como pilares básicos os diría que se encuentran el amor y la asertividad. Sin amor es imposible educar, y debemos enseñarles a la vez que lo somos nosotros, a ser personas asertivas, para que aprendan a poner sus límites, hablen de sus emociones y obtengan relaciones interpersonales que les ayuden a crecer.

Para aquellos que os encontráis más perdidos y que buscáis un manual de la buena educación, os diré que aunque no existen fórmulas mágicas hay algunas pautas que ayudan más que otras:

Es Importante transmitir coherencia en casa.

No podemos hablarles de respeto, comunicación, amor, confianza, si entre la pareja no existe. Porque ellos detectarán que sus padres no cumplen lo que ellos transmiten y les pueden originar grandes confusiones.

Establecer un apego de confianza y seguridad.

La manera en la que eduquemos a nuestros hijos, hará que vayan formando su propia personalidad. Si yo el apego que establezco con él es de miedo, crecerá un adulto miedoso, si el apego es de confianza, crecerá siendo una persona confiada.

Dejarles equivocarse.

No nos gusta que cometan errores, que metan la pata y esto hace que muchas veces resolvamos sus problemas, con lo que ellos no van a confiar en sí mismos para hacerlo. Debemos inculcarles desde que son pequeños que el error es una manera de aprender. Por lo que será mucho más fructífero enseñarles a reconocer su equivocación para la próxima ocasión antes que castigarles y reñirles por sus errores.

Evitar las etiquetas.

Todos tendemos a calificar a las personas que nos rodean: listo, torpe, inteligente, tonto, tímido, cobarde, valiente… Estos cartelitos se los colgaremos a sus espaldas y conforme a ellos actuarán y se relacionarán con su entorno. Cuidado, sobre todo, con esas etiquetas limitantes e hirientes. Supondrán un gran peso para ellos y les limitará enormemente.

Trabajar la confianza en casa.

Siempre hay parcelas que deben quedar para ellos, pero es importante tener una posibilidad de diálogo, que ellos sepan que cuando quieran y lo necesiten sus padres estarán para escucharles.

Ponerse en su lugar.

Para los adultos ciertos problemas pueden ser tontos pero no es así para ellos. Que sientan que sus padres los entienden e incluso que han pasado por lo mismo hará que se sientan más escuchados y respetados.

Poner nuestros límites.

Ellos deben reconocer nuestro papel como padres. Dejarles con absoluta libertad puede desorientarles. Ser firmes en nuestros límites, según los valores que queremos transmitirles, les hará crecer de manera más segura. Y aprenderán a poner también sus límites.

Darles sin recibir nada a cambio.

A menudo hay padres que esperan recibir lo que algún día dieron a sus hijos. O les hacen creer que es necesario que ellos se lo devuelvan el día de mañana. Es importante saber que nuestro papel altruista como padres es el de dar, primero la vida y después mantenérsela. Esperar que ellos nos lo devuelvan hará que eduquemos a hijos con una sobrecarga que no podrán soportar.  

Así que ánimo y espero que disfrutéis de esta labor, porque ellos son lo más maravilloso que tenemos.

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