¿Diversión o tortura?

Vacaciones en familia

Vacaciones en familia

Todos esperamos durante meses la llegada de las vacaciones de verano. Son la guinda del pastel a un año de cambios, de esfuerzo, de sacrificios… Ahora bien la forma en la que las vivimos puede convertirse en el mejor recuerdo o en una auténtica tortura.

Más allá de los días que vamos a tener para descansar,  cuál es el destino, si cumple con las expectativas o no, la meteorología… se encuentra la compañía. Si echamos la vista atrás, bien por propia experiencia, o porque lo hayamos visto en películas de hace unos años, viajar con la familia ha sido de lo más habitual. Hace años (y no tantos) se llegaba a conseguir meter en un seiscientos a los hijos, la suegra, el canario y todo el equipaje. Sin quedarnos en la mera anécdota veranear con la familia suele ser habitual. Sobre todo para aquellos que durante el año viven en ciudades distintas y que estos días se convierten en un encuentro familiar.

Hay quien destina todas sus vacaciones a pasarlas con la familia y otros eligen pasar solo unos días. Seguro que muchos de los que estáis leyendo este artículo coincidís en decirme que no os queda más remedio que pasar estos días en el pueblo o en el apartamento familiar de la playa por distintas circunstancias. Sea cual sea vuestro caso lo verdaderamente importante es que no convirtamos las vacaciones en un mal recuerdo, comiencen a ser frecuentes las discusiones, y se conviertan en los días más amargos. El convertir la tortura en diversión está en nuestras manos. Y somos los únicos responsables de ello. Todo depende de cómo lo veamos y nos organicemos:

  • Veranear en familia no significa que se veranee en el mismo espacio.
  • Se pueden elegir diferentes apartamentos, que te permitirán tener tus momentos de intimidad.
  • No se tienen que hacer todos los planes juntos. Cada uno tiene sus costumbres y sus grupos de amigos, incluso sus hobbies. Guardar cada uno de ellos su parcela es importante para sentir que tienes tu propia libertad.
  • Veranear con la familia puede en muchos casos ahorrarte un gran gasto, pero deberás ayudar de cierta manera si no quieres colgarte la etiqueta de “aprovechado”.
  • Saber organizarse, repartir las tareas o buscar ayuda externa será la mejor manera de evitar la discusión.
  • Cumplir con los horarios del anfitrión si convivís en el mismo espacio. En muchas ocasiones nuestro egoísmo nos lleva a quedarnos con los beneficios y no pensar en las obligaciones. Si no te gusta la manera de veranear que tienen es tan fácil como buscar otro destino para tus vacaciones.
  • Ser conscientes que la convivencia conlleva tener en cuenta a los demás, respetar su descanso y saber compartir entre todos.

Que veranear con la familia se convierta en una tortura o una diversión sólo depende de ti. Las vacaciones son el momento más ansiado del año, y tienes que hacer lo que más energía y relax te produzca. Y sino siempre podrás decir que NO a unas vacaciones familiares. ¿Qué opinas?